Lo que perdimos

No existe en el mundo una persona que no haya perdido algo, un trabajo, un amigo, una persona, una pertenencia. La pérdida produce emociones variadas, pero con una connotación mayormente negativa: duelo, desánimo, tristeza, enojo o frustración.

Para mí el otoño representa maravillosamente la época de pérdida en la vida, los árboles representan a las personas y las hojas lo que perdemos; me gusta contemplar el proceso de desprendimiento que acompaña esta estación, donde aunque los árboles estén llenos de color y follaje las hojas pueden caer de una en una, suavemente, y en ocasiones son muchas las que caen al mismo tiempo sacudidas por un viento más fuerte. 

Así veo la vida, a veces nos ayuda a que esa caída o pérdida sea más llevadera, más sutil y otras, el arrebato es tan intenso que nos hundimos en un duelo interminable. Partiendo de mis pérdidas personales que incluyen decir adiós a personas que amo, estar lejos de mi país, de mi familia, entre muchas otras cosas, logré hacer consciencia que la pérdida te regala cosas buenas.

La pérdida te regala la oportunidad de reinventarte, de conocer versiones de ti que no sabías que existían en tu interior, la pérdida puede representar un despertar o fortalecimiento espiritual, puede acelerar tu crecimiento personal y emocional.

Habrás perdido mucho, pero recuerda que lo que nunca podrán arrebatarte es el tiempo que tuviste junto a quien ya no está más, el aprendizaje que adquiriste al decidir avanzar en medio de la tiniebla, la fortaleza al descubrir de lo que eres capaz frente a circunstancias no anunciadas y la lista puede seguir, porque tu pérdida, hoy puede representar tu mayor lección. 

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