El poder del plan B

Algunos de nosotros nos preparamos durante mucho tiempo para ejecutar nuestro plan A de vida, invertimos tiempo, dedicación, enfoque, esfuerzo y en ocasiones hasta dinero. Vimos en nuestra mente el trayecto trazado y la meta parecía estar al alcance de nuestras manos.

Después algo cambia, las circunstancias giran 180 grados, empiezas a perder un poco la motivación y dejas entrar la impotencia y la frustración de no poder seguir dando los pasos hacia adelante que ya casi tenías contados.

Es entonces, antes de que la desesperanza se apodere de ti cuando debes accionar tu plan B ¿no lo tienes listo, jamás pensaste necesitarlo? No te preocupes, es tu momento de reinventarte y redescubrirte, no será fácil sobre todo si tienes mucho apego a tu plan A de vida, recordando que no debes renunciar a el del todo, simplemente tomar una vía alterna que tal vez,  termine funcionando mejor para conquistar lo que deseas.

Por dónde empezar

Primero, aceptando que soltar algo no es sinónimo de fracasar, que la preparación y el esfuerzo no siempre me llevarán a donde deseo, pero si facilitarán cualquier camino que emprenda. 

Segundo, seguir conectado(a) con tu esencia, con tu pasión y  vocación, no importa cuántos planes de vida debas accionar, mientras siempre estén vinculados a lo que te hace feliz.

Tercero, no dudar que existe un propósito único para tu vida, al cual debemos decir “si lo acepto y deseo descubrirlo”. Entonces tus planes A, B o Z parecerán haber sido parte de un rompecabezas que ya estaba armado para ti.

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